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El día de hoy se lleva a cabo la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo , y con esto culmina el año litúrgico, invitándonos a reflexionar las enseñanzas predicadas en el Evangelio dondo conocemos su vida, su predicación y el anuncio del Reino de Dios.

Dios nos entrega la lista de todo aquello en lo que quiere que pongamos nuestra atención, mirada, fuerzas, pero sobre todo el corazón. Este legado se nos da, cuando Jesús está en la cruz y nos advierte que “todo lo que hagamos al otro será como si me lo hicieras a mí”.

En la última página del Evangelio de San Mateo se nos narra la manera de cómo debemos realizar esa misión otorgada a cada miembro de la humanidad de extender el Reino de Dios, anteponiéndonos al anti reino.

Nos entrega la lista de dones que nos da para hacer frente y poder ir a las bodas eternas. Enumerando así las obras de misericordia, señalando con precisión la transformación de nuestra vida. Cada uno preguntémonos ¿Las pongo en práctica? ¿Extiendo la mano a quién lo necesita o hago caso omiso?  ¿Sólo hago el bien a quién amo y me puede corresponder?

Jesús nos invita a ver ahí, lo inimaginable, y nos repite al oído ¡te espero ahí! Dónde nadie quiere ir.

Se puede traer a colación un ejemplo tangible, el dé San Martín caballero, va caminando y Jesús sé le aparece en la figura del pobre, con frío, sediento, hambriento y hasta sucio, Martín no trae nada más que un corazón agradecido y una capa para taparse. Martín la rompe y le otorga la mitad al anciano.  En sueños Jesús se revela con la mitad de la capa.

No recortemos los horizontes, los sueños, las metas y todo aquello que nos lleva a ser felices, realizándonos en lo que hacemos en sintonía con las obras de la vida, que nacen del centro de nuestro corazón, así como las decisiones que ejecutamos emanadas de la relación que tenemos con Dios a través del servicio incondicional al prójimo y nuestra realización personal.

Y así establecer el reinado de Dios enumerando las incontables obras agradables a él, un mundo más cercano, más fraterno, más solidario siendo empáticos, amorosos, inspirados en los valores del evangelio sabiendo que somos luz del mundo, sal de la tierra, fermento en la masa, signo de salvación para construir el Reino de salvación.

¡¡Viva Cristo Rey!